#30Dias30Juegos – Día 2: El último juego que acabé / Bioshock Infinite

Publicado: 2 julio, 2013 en Sin categoría

¿Acabar? Hay que definir “acabar”. Existe una línea muy delgada entre terminar y acabar un juego. Para mí, acabar un juego es vaciarlo… exprimirlo en todo ámbito y disfrutarlo al cien. Terminar es solo pasarlo, independientemente de disfrutarlo o no, simplemente llegar a su final. Como en lo sexual cabe aclarar. Así es señores… no es lo mismo acabar y terminar.

El último juego que acabé fue Bioshock Infinite. ¿Qué debo comentar al respecto? Le debería escribir una carta de amor a ese título.

Bioshock Infinte posee una Asombrosa historia, muy buenas mecánicas para un FPS, y a Elizabeth quien se convertirá en piedra angular de lo que se nos cuenta. Puede que Infinite no asombre tanto como la primera parte de la serie, pero es un juego maravilloso y absolutamente imprescindible.

Desde el mismo momento en el que se anunció y que venía de las manos de Irrational Games, la emoción y las expectativas fueron difícilmente controlables. Los motivos estaban relacionados con el brillante éxito del juego original, del 2007, cuya innovación y argumento vino a colocarlo con varias nominaciones a juegos de la década y de la generación. Pero, claro… Un nuevo trabajo de Ken Levine y compañía es difícilmente rechazable, especialmente desde el momento en el que se reveló un impecable y larguísimo tráiler in-game mostrando las bondades del producto.

Todo se ambienta en una ciudad voladora llamada Columbia, una utopía parecida en cuanto a concepto a Rapture, pero cuyas similitudes con la urbe submarina terminan ahí. Encarnamos a Booker Dewitt, un personaje del que sabremos muy poco al principio pero que iremos conociendo más y más conforme avance la aventura, y que parte con la sencilla meta de encontrar a una jovencita.

El guion es turbador y sorprendente, haciéndose acreedor de las mismas virtudes que el del Bioshock original, pero dando algunos pasos adelante que nos permiten hablar de una narrativa superior. En primer lugar la de Infinite es una historia más en el sentido puro de la palabra. Por ejemplo nuestro protagonista ya no es un mero testigo silente de lo que ocurre, ahora habla participa, y de hecho tiene un papel importante en todo lo que se nos cuenta

No obstante, como FPS, el juego en realidad solo aporta la lluvia de acción insana que, a decir verdad no me agradan. En ese ámbito, el juego es totalmente estéril en cuestiones de innovación al género pero como mencioné, su historia es la que realmente resalta. Cierto es que se crea una excelente simbiosis entre el sistema Rol-FPS y el, en extremo bien trabajado, argumento.

Desde el punto de vista visual, Bioshock Infinite es un juego realmente asombroso. La primera punta de lanza del programa para causar el impacto está fundamentada en su rotunda dirección artística, una nueva demostración de que los chicos de Irrational Games cuentan con algunos de los mejores diseñadores del mundillo de los videojuegos en este campo. Cada detalle imaginable de una ciudad de la época está reconstruido con total mimo en una Columbia que se constituye así como una de las urbes virtuales más bellas que hemos tenido oportunidad de ver en los últimos tiempos.

Cada rincón de la distopía voladora está cuidado con sorprendente atención por el detalle, lo que supone que no hay una sola esquina que podamos ver que no tenga una identidad bien definida en función del tipo de barrio o del área de la ciudad al que pertenezca. Los interiores de las casas y de los comercios que tienen sus puertas abiertas transmiten las mismas sensaciones, con infinidad de detalles que observar y curiosear, y con abundantes muebles que registrar en busca de los clásicos suministros y pertrechos.

Decir que Infinite es un juego mejor o peor que sus predecesores sería un poco aventurado, puesto que sencillamente es diferente, colgándose de algún modo del nombre. Es un producto que se vuelca en la historia en mayor medida que sus anteriores representantes, y que puede provocar en algunos un irremediable deseo de volver a superar la campaña nada más terminarla, pero en mayor medida por experimentar una segunda vez su argumento con el cambio de óptica que supone el «saber lo que sabemos» al concluirla, que incluso por volver a disfrutar de su también extraordinaria experiencia. Virtudes, estas, poco habituales del género FPS, pero totalmente recomendables y garantes de que lo que se nos ofrece es un viaje único, maravilloso y plenamente recomendable.

Cuando Ken Levine habla, la industria del videojuego escucha. El prestigioso creativo ha querido centrarse en esta ocasión en la historia, y el resultado logrado ha sido asombroso. Descuidando un poco el gameplay, al menos al punto de una innovación casi nula, el nuevo Bioshock se erige como uno de los grandes juegos de los últimos años. Infinite logra, ser uno de esos escasos lanzamientos que cada temporada logran ser imprescindibles.

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